MORS OMNIBUS COMMUNIS (La muerte es común a todos)
El Cementerio del Poblenou, también conocido como Cementiri de l’Est o Cementiri Vell, se crea en el 1775 para vaciar las fosas de las parroquias de Barcelona, por impulso del Obispo Josep Climent, hombre de ideas reformadoras, que por cuestiones de salubridad lo sitúa fuera de las murallas de la ciudad, en unos terrenos cercanos a la playa en el municipio de sant Martí de Provençals.De la primera expectación se pasó al poco al rechazo y al abandono. Cuestiones de disputas económicas y de costumbres relegó su uso como osera y entierro de los muertos del Hospital de Sant Pau. En 1813 fue destruido por las tropas de Napoleón por razones militares de defensa, y tres años después se reconstruye en un sobrio estilo neoclásico por el arquitecto Antonio Ginesi, con referencias al Egipto faraónico, tan de moda en aquella época, lo que le da ese aspecto esotérico añadido al funerario. El recinto adoptó un pretendido tratamiento igualitario en las tumbas, con la construcción de nichos a la estela del concepto democrático liberal, éstos eran ocupados por las familias pudientes, comerciantes y aristócratas mientras que trabajadores y gente humilde eran enterrados en las fosas comunes. Pero con el tiempo la misma clase burguesa con voluntad de distinguirse inicia la construcción de los panteones, en los espacios centrales que ocupaban jardines. Y allí se dan la mano la pompa, la ostentación y el valor especulativo del terreno, tan omnipresente desde siempre en el barrio.