8 de abril de 2011

Enterrados en las fosas... rebeldes y ejecutados

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En Octubre del pasado año 2010 tuvo lugar en el cementerio del Poblenou, el Cementiri de l’Est, la reposición de la placa de mármol en recuerdo de los conocidos popularmente como “els herois de Gràcia”, con el que se conoce a un grupo de trabajadores de la villa de Gràcia que después del fracaso de las revueltas de Julio de 1856 huyeron a la comarca del Bages donde fueron detenidos y conducidos de nuevo a Gràcia para ser fusilados sin juicio previo. Los sucesos cabe enmarcarlos en la agitada historia a todos los niveles que se vivía en España, desde Julio de 1854 hasta Julio de 1856. Tras la ruinosa situación a la que se había llegado con los gobiernos moderados anteriores, el partido progresista y los moderados insatisfechos como el General O’Donnell pretenden hacer una reforma liberal de la política del reinado de Isabel II y se inicia a finales de Junio la revolución del 1854 con un pronunciamiento, la Vicalvarada, a la que sigue el 7 de Julio el Manifiesto de Manzanares en el que se invita al pueblo a levantarse. Se suceden levantamientos y revueltas por una masa social que vive una realidad de explotación y miseria. Los obreros catalanes se suman y lo desbordan cuando tiene lugar el conflicto de las selfactinas. Los hiladores y tejedores inician una revuelta ludita contra esas máquinas que les condenaban al paro, incendiando varias fábricas que trabajaban con ellas. Después de ser ejecutados tres obreros se sigue con una huelga pacífica hasta la retirada momentánea de las máquinas. Es en este conflicto donde destaca Josep Barceló como líder obrero de la Societat de Filadors y como animador de la Unió de Classes, primer órgano unitario de coordinación de la clase obrera. Después Barceló se enrola en la Milicia Nacional, fuerza militar voluntaria de la revolución progresista y posteriormente es acusado de un robo con asesinato que no cometió. Sin duda le pasaron cuentas por su anterior liderazgo obrero. Condenado como instigador del crimen es agarrotado el 6 de Junio de 1855 en una Barcelona ocupada militarmente por el capitán general Juan Zapatero, que había declarado el estado de guerra. Pocos días después las sociedades obreras son prohibidas, desposeídas de sus fondos y sometidas a jurisdicción militar.Pero la respuesta obrera no se hizo esperar y bajo el grito de “Asociación o muerte” se proclamó en Barcelona lo que se considera la primera huelga general, del 2 al 11 de Julio. 
Ejecución al garrote vil del lider obrero Josep Barceló
En el 1856 el moderado O’Donnell da otro golpe de estado, esta vez contra los progresistas y se vuelven a repetir las revueltas. Es en estos disturbios cuando en Gràcia el coronel Ravell, muy impopular por haber intervenido en el consejo de guerra contra Josep Barceló, y seis oficiales más, son rodeados en la “Casa de la Marquesa” y mueren a consecuencia de un incendio, cuya autoría nunca fue demostrada. La represión del general general Juan Zapatero provocará 403 muertos. Es entonces cuando los 17 trabajadores de la villa huyen y son capturados y ejecutados el 28 de julio, a los que se sumó el 4 de agosto un jorobado, muy apreciado en Gràcia que con toda seguridad no había participado en los hechos.
Antes de ser fusilados los rebeldes de Gràcia se despiden. Photobucket